Como os decía en la anterior entrada, os quiero hablar de Juanjo Sáez.
Esto es un aurretrato suyo.
No os preocupéis, que no va a ser muy largo...
Para el que no lo sepa, Sáez es un ilustrador y dibujante (no sé si es lo mismo) barcelonés que edita periódicamente en diversos medios escritos y ha publicado ya varios libros. Yo le descubrí hace años en las páginas de Rockdeluxe, y desde que vi por primera vez su estilo destartalado, llenos de guiños, natural y desprovisto de cualquier atisbo de pretenciosidad, me quedé enganchado. Ayer volví a releer un librito (y digo librito porque es exactamente eso, no llega a medir ni diez centímetros de alto y con no demasiadas páginas) que editó hace unos meses juntos a Marc Piñol, Nada, que es una pasada en la que no pasa (efectivamente) nada pero que engancha (bastante) y emociona (mucho) de una forma extraña.
Pero hay otro libro de Juanjo Sáez que me gustaría recomendaros, y del que ya he hecho alguna referencia en el pasado en este blog. Se trata de "El arte", un libro cojonudo donde deja en cueros a lo más granado y pomposo del snobismo, llama por su nombre a los que tratan de dar gato por liebre y forrarse a costa de lo que es basura y tratan de vender como artístico y, sobre todo, muestra una forma divertida y muy lúcida de afrontar el arte y la creación artística.
Rompiendo mitos.
Nada más. Podría estar escribiendo toda la mañana sobre este dibujante tan chulo, pero sería un coñazo, o sea que si a alguno os ha picado el gusanillo y queréis conocer su obra acercaros a cualquiera de sus libros (tiene ya unos cuantos), os alegraréis de hacerlo.
Toma ya.
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